Estamos en la ZAD y pasan los dias lluviados. Estos pueden ser más gratificantes incluso que si estuvieramos dentro de una casa totalmente aislada y hermética. Parece que con la hierba mojada tenemos más ganas de pisar descalzos. Hoy por primera vez me duché ya, sin ropa, entre los árboles con agua acumulada en las goteras de la barraca. Es confortable el gotear mientras duermo. Estar dos dias un poco mojada siempre te recrea actuar en modo árbol : lento, gatuno ; o pájaro : rápido, sacudirse y escapar.
Por el momento la ocupación nunca está sola, pero hay muchas cosas que hacer. Mucho trabajo entre la lucha por la autonimia y el bienestar, la comunicación y el lenguaje interno hacia el exteriror, y la defensa contra una posible segura o no emboscada. Hablar de esto desde Bélgica puede parecer un poco incrédulo y preocupante y solo es otra muestra don de podemos ver también una no democracia y un nuevo corte a la libertad.
Libertad que nosotros estamos cogiendo desde la ilegalidad, visto que dentro de ella es imposible llevar a cabo nuestras ideas y oposiciones. Ilegalidad que se hace posible en el transcurso de los dias que paso en este precioso trozo de naturaleza periférica.
Al menos por el momento la vida personal de cada una la veo como una victoria donde nuestra huella en este funcionamiento no representa nada más que un estorvo, un ser que es mejor eliminar. Un huella sin Co2 ni retrete de cisterna (por dar algunos ejemplos).
Escribiendo sabemos que nos hacemos más indespreciables, hacemos llamada.
Una llamada a la resistencia de la ZAD de Haren. A cualquie otra. No importa si se escribe ZAD o no, cualquier trozo que quieran apropiarse para convertir en una herramienta. Un otro utensilio de represión y poder. Un objeto más en su linea de actuación. Y en este caso, una prisión. Una Maxi-prisión.